viernes, 4 de mayo de 2012
Lo que Dios personalmente habla nos hace ver que no existe la predestinación absoluta, y sí existe el libre albedrío
Dios personalmente dice que los israelitas se endurecieron a sí mismos
En este versículo, Dios, que no miente, dice que los israelitas endurecieron ellos mismos su propia
cerviz. Eso de endurecer su propia cerviz solamente puede hacerlo un ser que tenga libre albedrío.
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella, porque han endurecido su cerviz, para no oír mis palabras.”
(Jer 19:15)
No comprendo de donde pueden sacar su idea los que creen que el humano está predestinado a ser
bueno o a ser malo, y que los que son predestinados por Dios a ser malos, o a continuar siendo malos, son luego castigados en el Infierno. Esa doctrina es una blasfemia satánica.
Si los israelitas podían tornarse de su mal camino, es porque tenían libre albedrío
En este versículo que más abajo presento, se ve que Dios considera que el humano tiene libre albedrío; que si el humano quiere, puede arrepentirse del mal, y si no quiere no está forzado a arrepentirse de su mal camino. Veamos lo que diceel versículo.
“Quizá oirán, y se tornarán cada uno de su mal camino; y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.”(Jer 26:3)
Aquí dice Dios bien claramente que ellos podían tornarse de su mal camino, lo cual implica libre albedrío; pues si ellos estuvieran predestinados a no poder tornarse de sus malos caminos, no iba Dios a hablar así. No sería correcto de parte nuestra pensar que el ser humano no tiene libre albedrío, pero Dios nos engaña hablando como si lo tuviera.
Dios mismo dice que fueron ellos los que no permanecieron en la fe Aquí el que habla es Dios mismo, y al hacerlo dice que “ellos (los israelitas) no permanecieron en mi pacto”. Eso significa que “ellos” tenían libre
albedrío para permanecer o para no permanecer. Si el permanecer o no permanecer fuera cuestión de
predestinación, en vez de decir que “ellos no permanecieron en mi pacto” hubiera dicho que “yo no los dejé permanecer en mi pacto” o “ellos no estaban predestinados a permanecer en mi pacto” o cosa parecida.
Desde el momento que dice que no “permanecieron”, eso nos indica que estaban en el pacto, es decir en la fe, y después se fueron de ese pacto y de esa fe. Como que no es Dios quien los va a desviar de la fe en que estaban, hay que concluir que ellos solos se fueron, porque tenían libre albedrío.
“No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo los menosprecié, dice el Señor.” (Heb 8:9)
Parece excesivo que yo saque tantas pruebas bíblicas del libre albedrío del humano, pero también
es excesivo, y hasta ridículo, que haya sectas que nieguen que el humano tenga libre albedrío y que aseguren que la salvación no depende de que el humano la desee, sino que es una imposición, una predestinación a la que se somete a ciertos humanos, mientras que a los otros, aunque quieran ser salvos, se les deja en su horrenda perdición.
Si Dios los exhorta a mejorar sus caminos, es porque ellos tienen libre albedrío
En este pasaje vemos que, personalmente, Dios atribuye libre albedrío al ser humano. El decirle
Dios a los judíos “mejorad vuestros caminos y vuestras obras”, nos demuestra que Dios considera al humano con capacidad o facultad para hacer lo que desee, en este caso mejorar sus caminos y sus obras, o no mejorarlas.
“1 Palabra que fue de Jehová a Jeremías, diciendo: 2 Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y predica allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová. 3 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. 4 No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, Templo de Jehová,
Templo de Jehová es éste. 5 Mas si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con exactitud hiciereis derecho entre el hombre y su prójimo, 6 ni oprimiereis al peregrino, al huérfano, y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro; 7 os haré morar en este lugar, en la tierra que dí a vuestros padres para siempre.” (Jer 7:1-7)
Si Dios los exhorta a mejorar sus caminos y obras, es porque Él sabe que pueden hacerlo, si no, no le pediría algo que Él sabría que no podían hacerlo por carecer de libre albedrío.
Luego, en el versículo 4 les dice: “No fiéis en palabras de mentira”, de donde se deduce que le atribuye al humano la facultad de dejar de confiar en una cosa y confiar en otra.
En el versículo 5 vuelve a reconocerle al humano la facultad de mejorar sus caminos y hacer justicia, lo cual implica reconocerle libre albedrío. Por último, en el versículo 6 vuelve a reconocer que el humano tiene libre albedrío al decirles que no opriman, no asesinen y no idolatren. Si no hubiera libre albedrío, Dios no diría tales cosas, porque sería como pedirle a un lobo que deje de comer carne. El lobo está destinado a comer carne, él no puede cambiar.
Si el ser humano no tuviera libre albedrío, y por lo tanto, no pudiera dejar de hacer lo que está haciendo, (en este caso fiar en palabra de mentira, oprimir, derramar sangre, idolatrar, etc.), Dios no les pediría que cesaran de hacer lo malo, pues sabría que no podrían hacer lo que Él les estaba pidiendo.
No iba Dios a burlarse de la imposibilidad del humano para rectificar sus caminos. Menos aún los amenazaría con rigurosos castigos si no cambiaban de proceder, sabiendo Él que no podían cambiar,
porque no tenían libre albedrío. Hacer eso sería como exigirle a un paralítico que salga corriendo inmediatamente, porque si no lo hace le van a entrar a palos.
Muchos de los que creen en la predestinación absoluta no se dan cuenta de que están blasfemando a Dios al atribuirle un carácter completamente contrario al que Nuestro Creador manifiesta a través de toda la Biblia. Muchos de los que creen en esta doctrina, no se dan cuenta que blasfeman, pero el ser que la inventó sí sabía lo que perseguía al inventarla.
Al ponerle Dios condiciones a los israelitas, nos hace ver que ellos tenían libre albedrío
En el pasaje que más abajo presento, es fácil darse cuenta de que Dios considera que el humano tiene libre albedrío, que Él no lo predestina a ser bueno o malo. Si Dios los hubiera predestinado a ser malos, o Dios supiera que ellos no tenían la facultad de escoger lo bueno, no les hubiera puesto la condición que les puso. Es decir, que Dios sabía que ellos podían, si querían, comportarse de forma que no fueran echados de su tierra, o por el contrario,comportarse, si así lo deseaban, de forma que fueran echados de su tierra. No iba Dios a decirle a un paralítico: No te voy a dejar morir de sed tirado en este desierto, a condición de que des tres saltos de dos metros de altura.
“8 Y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres, a condición que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, estatutos, y ordenanzas, por mano de Moisés. 9 Hizo pues Manasés desviarse a Judá y a los moradores de Jerusalem, para hacer más mal que las gentes que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel. 10 Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon, 11 por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los Asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.” (II Cr 33:8-11)
Vemos después que Manasés hizo desviarse a Judá y a Jerusalem. Esto nos hace ver que no había predestinación, pues aquí dice que un ser humano podía convencer a otros humanos para que hicieran el mal, para que se desviaran del camino de Dios. Si Dios los hubiera predestinado a desviarse de lo recto, a cometer pecados, no diría que fue Manasés el que los desvió, pues tal cosa sería mentira. Por lo tanto no había predestinación, sino libre albedrío de cada uno para convencer a otros para hacer mal, y libre albedrío de otros para dejarse o no convencer por el primero.
El humano tiene libre albedrío para dar ofrenda, pues Dios mismo lo dice La doctrina de la predestinación niega que el humano tenga voluntad propia, o sea, libre albedrío.
En el versículo que más abajo aparece, sin embargo,Dios dice claramente que el humano tiene, o puede tener, voluntad personal para hacer lo bueno, en este caso para cooperar a la obra de Dios. Es algo parecido al libre albedrío que Pablo reconoce en los creyentes, lo cual se manifiesta en la exhortación que el apóstol le hace a los corintios sobre el dador alegre, en II Co 9:7.
Lo más interesante de este pasaje de Éxodo, es que el que declara que el humano tiene voluntad propia, es el mismísimo Dios, que sabe mejor que los teólogos predestinacionistas si la tiene o no.
“1 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Di a los hijos de Israel que tomen para mi ofrenda,de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda.” (Ex 25:1-2)
Si se pueden convertir es porque tienen libre albedrío De nuevo vemos a Dios reconociendo que el ser humano tiene libertad y potestad para convertirse de su maldad, o sea, reconociéndole libre albedrío.
“¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero oh casa de Israel, dice Jehová? He aquí como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi manos, oh casa de Israel. 7 En un instante hablaré contra gentes y contra reinos, para arrancar y disipar y destruir. 8 Empero si esas gentes se convirtieren de su maldad, de que habré hablado, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles. 9 Y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar; 10 pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle. 11 Ahora pues habla luego a todo hombre de Judá, y a los moradores de Jerusalem, diciendo: Así ha dicho Jehová:
He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejorad vuestros caminos y vuestras obras. ” (Jer 18:6-11)
Si Dios supiera que el humano no tiene libre albedrío para volverse de su maldad, no se lo estaría pidiendo, porque sería un sarcasmo. En los primeros versículos de este capítulo de Jeremías (18:1-6), Dios le dice al pueblo una parábola en la que el Señor se asemeja a Sí mismo con un alfarero, y al pueblo con el barro que trabaja ese alfarero; y le dice que Él puede arrancar o plantar según se arrepientan o no los pueblos. Aquí
se ve que en lo que el humano se parece al barro es en que Dios puede hacerle bien o hacerle mal, llevar a un pueblo a la honra o a la derrota, no en hacerlos obedientes o desobedientes. Eso es potestativo del propio pueblo, según dice Dios mismo, como se ve en los versículos 8, 10 y 11. En este último versículo les pide que se conviertan, por lo tanto, ellos podían convertirse de su propia voluntad, si no hubieran podido convertirse por voluntad propia, porque para eso tenían que estar predestinados, Dios no les hubiera pedido tal cosa, y
menos aún le hubiera amenazado con terribles castigos si no obedecían.
En la misma forma en que se usa aquí el ejemplo o parábola del alfarero, lo usa también San Pablo en el capítulo nueve de la Epístola a los Romanos, para indicar la predestinación de un pueblo a llenar cierta función, no a ser salvos o a ser perdidos.
Dios nos hace ver que la obediencia depende del humano, que no hay que troquelársela Es evidente que si Dios pide obediencia al pueblo, es porque sabe que por su libre albedrío ellos pueden dar esa obediencia. No es lógico pensar que Dios va a pedirles una cosa (obediencia) que Él sabe que ellos no pueden darle, porque el que tiene que dársela a ellos es el mismo Dios, por medio de la predestinación. Pensar eso es acusar a Dios de burlarse de la gente, y decir mentiras. Si el humano no está capacitado para obedecer de su
propia voluntad, es una burla pedirle tal cosa; y si Jerusalem estaba predestinada a ser destruida, entonces no es cierto que si ellos obedecían, la ciudad no sería destruida.
“24 Será empero, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino que santificaréis el día del sábado, no haciendo en él ninguna obra; 25 que entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá, y los moradores de Jerusalem; y esta ciudad será habitada para siempre.
26 Y vendrán de las ciudades de Judá, y de los alrededores de Jerusalem, y de tierra de Benjamín, y de los campos, y del monte, y del austro, trayendo holocausto y sacrificio, y ofrenda e incienso, y trayendo sacrificio de alabanza a la casa de Jehová.
27 Mas si no me oyereis para santificar el día del sábado, y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalem en día de sábado, yo haré encender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalem, y no se apagará.” (Jer 17:24-27)
El “si” condicional que hay en los versículos 24 y 27 nos dice bien claramente que Dios piensa que el humano tenía ambas alternativas: obedecer y desobedecer; y que podía escoger, a su voluntad, cualquiera de ellas; eso se llama: libre albedrío.
Dios considera que el ser humano puede querer o no querer; limpiarse o no limpiarse; aprender o no aprender; hacer el bien o el mal
Los que creen en la predestinación absoluta leen los pasajes que hablan de predestinar a alguien a hacer algo, como se predestinó a Ciro, y después de leer ese pasaje, que está restringido a la predestinación de ese personaje para que asumiera el poder en Persia, no a su salvación, extienden el concepto de predestinación de circunstancias a todos los aspectos de la vida y de la religión, fabricando entonces la herética y blasfema doctrina de la predestinación absoluta. Sin embargo, no leen o no quieren analizar pasajes como el siguiente:
“Lavad, limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos, dejad de hacer lo malo; aprended a hacer bien; buscad juicio, restituid al agraviado, oíd en derecho al huérfano, amparad a la viuda.” (Isa 1:16-17)
¿Cómo iba Dios a pedirle a los israelitas semejantes cosas si Él supiera que ellos no podían hacerlo por no estar predestinados, y porno tener libre albedrío?
Los que creen en la predestinación absoluta dicen que nadie puede hacer el bien si Dios no lo predestina a hacerlo, si Dios no troquela en sus mentes ese buen deseo. Si eso fuera así, ¿cómo es que Dios aquí le manda a los israelitas a limpiarse, a aprender, a quitar la maldad de sus obras, a dejar de hacer lo malo, los manda a hacer el bien, a buscar juicio, a amparar viudas y huérfanos, etc.. Si la predestinación fuera cierta, si el ser humano no tuviera libre albedrío, ¿cómo va Dios a pedirles que hagan tales cosas, sabiendo Él que ellos no pueden hacerlas a menos que Él mismo los predestine primero? ¿Creen los predestinacionistas absolutos que Dios les está tomando el pelo a los que leen la Biblia?
Más adelante, en los versículos 19 y 20 les dice:
“1 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 2 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.” (Isa 1:19-20)
Desde el momento que Dios les dice a los israelitas “…si quisiereis y oyereis…”, se deduce que Dios considera que ellos tienen libertad para querer o para no querer, que tienen libertad para oír o dejar de oír, es decir, que tienen libre albedrío. ¿Cómo sería posible que si el ser humano no tuviera posibilidad por sí mismo de hacer lo bueno, vaya Dios a decirles que lo hagan? ¿Cómo sería posible que si el humano no tuviera libre albedrío Dios fuera a tratar con ellos, hablarles y a castigarlos como si lo tuvieran? Sería algo así como encaramar a un niño en la azotea de un décimo piso y amarrarle una toalla en cada brazo y lanzarlo diciéndole: sal volando que tú puedes.
Por la forma de hablar de alguien uno se percata de cuál es su estructura mental, de qué es lo que esa persona cree Toda persona al hablar da por sentado ciertas cosas, aunque no las diga explícitamente.
Por ejemplo, supongamos que una persona “A” se dirige a otra persona “B” y le dice: “¡Mirá qué bello arco iris! ¿Has visto cosa más bella que esta?”. Al escuchar eso nos damos cuenta de que “A” considera que “B” no es ciego; si lo fuera, no iba “A” a ser tan cruel de burlarse de aquel que es ciego y no puede ver, diciéndole que mire lo bello que está el arco iris. Al escuchar a un padre decir a su hijo: “Ve corriendo a decirle a tu madre lo que te dije hace ya media hora; porque si no sales corriendo ahora mismo a llevar el recado te voy a pegar.” Al escuchar a un padre decir tal cosa, nos damos cuenta, aunque el padre no lo diga, de que ya hace media hora que el hijo debió haber cumplido el mandato del padre, y que el niño no es paralítico; si lo fuera, no iba a ser el padre tan cruel e irrazonable de ordenarle al hijo hacer algo (correr), que el padre sabía perfectamente que no lo podía hacer por ser paralítico.
¿Qué pensaríamos nosotros de un padre que, primero, convirtiera adrede a su hijo en paralítico, luego le ordenara salir corriendo a llevar un recado inmediatamente, y por último le entrara a golpes a ese hijo por no haber corrido? El concepto que uno puede tener de un padre que haga eso, es el mismo concepto que los predestinacionistas absolutos tienen de Dios. ¿Por qué pienso esto?
Porque los que creen en la predestinación absoluta,consideran que Dios creó un alma a la que no dio libre albedrío, sino que la predestinó a ser pecadora, y luego, por ser pecadora, la envía al Infierno.
“3 Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego, que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 4 Y si tú anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis derechos, 5 yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará de ti varón en el trono de Israel. 6 Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; 7 yo cortaré a Israel de sobre la haz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y fábula a todos los pueblos; 8 y esta casa que estaba en estima, cualquiera que pasare por ella se pasmará, y silbará, y dirá:¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra, y a esta casa? 9 Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron, y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo aqueste mal.” (I R 9:3-9)
Si Dios predestinara a unos para ser buenos y a otros para ser malos, ¿cómo iba luego a castigarlos por ser malos? Si Dios mismo le dice a Salomón:
“Si tú anduvieres delante de mí…..”, es porque Él sabía que Salomón tenía la facultad de andar o no delante de Él, es decir, tenía libre albedrío.
Dios mismo le dice a Salomón (4-5): “Si tú anduvieres delante de Mí……haciendo todas las cosas que yo te he mandado….Yo afirmaré el trono de tu reino….”, si Dios dice tales cosas es porque sabe que está en las manos de Salomón hacer lo bueno o lo malo, es decir, sabe que tiene libre albedrío. No iba Dios a cargar a Salomón con una orden que de antemano Dios sabía que Salomón no podía ejecutar, porque Él lo había predestinado a ser desobediente. Creer eso es una herejía y una blasfemia. Lo antes razonado se aplica también a los versículos 6-9. Allí se ve que los israelitas podían seguir a Dios si querían, o apartarse de Dios si así lo deseaban. Se ve que en la estructura mental de Dios existía el concepto de que ellos tenían libre albedrío para escoger el bien o el mal: podían apartarse o no de Dios, guardar o no sus mandamientos, servir o no dioses ajenos (6). O sea, está más que claro en ese versículo que Dios sabía que el ser humano tenía libre albedrío.
Santos seréis, porque yo soy santo. Esta exhortación implica libre albedrío
Es evidente, por la forma de hablar de Dios, que Él considera que el humano tiene libre albedrío, puesto que les exhorta a ser santos. Si el ser humano no pudiera llevar a cabo tal encargo, Dios no iba a pedirle que lo hiciera. Si Dios supiera que el ser humano no tiene libre albedrío, no iba a estar fingiendo que lo creía y hablando como si lo creyera.
“Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.” (Lev 19:1-2)
Quien no quiera aún creer que el humano tiene libre albedrío, debe responder si él cree que esa frase en que se da por sentado que el humano tiene libre albedrío, son o no de Dios; y si él cree que es cierta o que es mentira. Parecidas afirmaciones a esta última, se ven en los siguientes pasajes:
“Pues que yo soy Jehová vuestro Dios, vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no ensuciéis vuestras personas con ningún reptil que anduviere arrastrando sobre la tierra.” (Lev 11:44)
“Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.” (Lev 20:7)
“Sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación. Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (I P 1:15-16)
Dios exhorta a los habitantes de Judá a volverse cada uno de su mal camino.
Dios habla en este versículo en forma tal que no deja dudas sobre el hecho de que el humano tiene libre albedrío, puesto que le atribuye a la gente de Judá la facultad de volverse cada uno de su mal camino. Eso significa que Dios considera que la gente puede cambiar de camino, puede arrepentirse de hacer el mal para comenzar a hacer el bien. “Quizá oirá la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, para volverse cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado.” (Jer 36:3)
Si el humano no tuviera facultad para hacer el bien de su propio intento, Dios no diría lo que aquí les dice, porque sería una falsedad. Si el humano no tiene libre albedrío, si no puede cambiar de camino, Dios no estaría pidiéndoles tal cosa. Pensar de otra manera sería calumniar a Dios de estarles mintiendo a Jeremías y a los israelitas en general.
Si Dios pide al pueblo que le diga en qué los molestó, es porque Él sabe que tienen libre albedrío
Dios exhorta al pueblo de Israel a que le diga qué fue lo que Él hizo contra ellos. Esto lo dice Dios echándoles en cara el hecho de que ellos lo han abandonado.
“2 Oíd, montes, y fuertes fundamentos de la Tierra, el pleito de Jehová, porque tiene Jehová pleito con su pueblo, y altercará con Israel. 7 Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí.”
(Miq 6:2-3)
Si Dios exhorta al pueblo a que le diga en qué Él los ha molestado, es porque reconoce que el humano tiene libre albedrío y puede aprender cuál sea la justicia. Dios reconoce que ellos pueden darse cuenta de si un comportamiento de Dios es o no justo, puesto que lo aprendieron de lo que Dios mismo les enseñó en la Biblia. Dios les enseña qué es lo justo y luego los exhorta a que, basándose enese conocimiento que Él les ha dado, juzguen si Él ha hecho algo indebido en contra de ellos. De todo esto se saca en conclusión que Dios atribuye al ser humano libre albedrío, puesto que si no lo tuviera no iba Dios a pedirle que hiciera cosas que Él sabía que no iba a poder hacer, a menos que Dios mismo lo predestinara a hacerlo
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