El “Calvinismo” adquiere su nombre de Juan Calvino (1509 – 1564) quien fue un teólogo francés
considerado uno de los padres de la reforma protestante.
Juan Calvino no inventó u originó el Calvinismo, esta herejía es un conjunto de corrientes
sincréticas filosófico-religiosas que llegaron a mimetizarse con el cristianismo en los tres primeros
siglos de nuestra era de manera lenta y progresiva.
Uno de los exponentes más célebres y aceptados del gnosticismo fue Agustín (354 - 430), quien
nunca desechó las ideas fundamentales de su antigua filosofía gnóstica-maniqueísta.
Agustín es el padre del llamado “pecado original” o “depravación total del hombre” y en base a
esta creencia empleó textos bíblicos que siendo torcidos (2 Ped. 3:16) apoyaron su creencia
gnóstica.
Agustín, inició la práctica del llamado “bautismo infantil” que eliminaba el supuesto pecado
original de los niños. Él enseñaba la elección incondicional o predestinación arbitraria de
individuos, negaba que el hombre poseyera el “libre albedrío” (pues lo había perdido en el jardín
del Edén, según él) y afirmaba que los elegidos no podrían creer hasta que Dios les concediese la
“gracia capacitadora” esto es, la habilidad de entender y creer.
"La fuente original fue el gnosticismo, una herejía que existió en el siglo primero. Los
gnósticos (los "conocedores") decían que toda materia, incluyendo el cuerpo, es
mala. Por lo menos tres males resultaron de este error: 1) El ascetismo (Col. 2:20-
13; 1 Tim. 4:3, algunos creían que el maltratar el cuerpo "malo" les harían más
"espirituales"). 2) El libertinaje (2 Ped. 2; Judas; 2 Tim. 3:1-9, algunos creían que
lo que el cuerpo hiciera no afectaría el alma; por eso toleraban y promovían toda
clase de pecado). 3) Dijeron que Cristo no podía tener un cuerpo malo (1 Jn. 2:18;
4:2, 3)"
Juan Calvino organizó y sistematizó las ideas de Agustín de Hipona y Martín Lutero (monje
agustino), el resultado de esto fue el Calvinismo también llamado “Tradición Reformada”, “Fe
Reformada” o “Teología Reformada”.
El Calvinismo consta de cinco puntos básicos graficados en la siguiente lista:
1. Depravación total del hombre
2. Elección Incondicional
3. Expiación Limitada
4. Gracia Irresistible
5. Perseverancia de los santos
EXPLICACIÓN Y REFUTACIÓN DE LOS CINCO PUNTOS CARDINALES DEL CALVINISMO
1. Depravación total del hombre. Según el Calvinismo el hombre está completamente
depravado habiendo heredado el pecado del Adán, y naciendo completamente corrupto por
herencia natural no puede hacer el bien, desear el bien o entender el bien.
REFUTACIÓN: Según la Biblia el hombre nace completamente inocente y libre de pecado. El
pecado es algo que se comete (1 Jn. 3:4) no algo que se hereda, la propia definición de “pecado”
es inconsistente con la doctrina calvinista de “pecado heredado”.
Según la Escritura, el pecado no se hereda ni se transfiere (Ez. 18:20) ya que el intento del
corazón del hombre es malo desde su juventud (Gen. 8:20) los niños no son responsables
moralmente (Deut. 1:39). Por estas razones el Señor Jesucristo nos manda ser como niños (Mat. 9:14) ellos son puros y sin pecado (1 Cor. 14:20).
2. Elección Incondicional. Según el Calvinismo Dios antes de la fundación del mundo eligió
incondicional e individualmente a unos para salvación eterna y a otros para perdición eterna. Esta
predestinación calvinista pone a Dios determinando de antemano el destino final de individuos sin
que estos puedan hacer algo al respecto.
REFUTACIÓN: Según la Biblia la elección para vida eterna se encuentra en Cristo (Ef. 1:3-6). La
salvación es condicional, las condiciones han sido reveladas en el evangelio a todo el mundo (Mr.
16:15-16) pues todo hombre puede obedecer (2 Tes. 1:8). El libre albedrío del hombre lo capacita
para decidir si obedecer o no, tanto así que Dios espera que el hombre obedezca (Heb. 5:9).
La elección bíblica no es individual, sino grupal (Rom. 8:29-30). Dios ha escogido para salvación
a una clase de gente, con un carácter particular, estos son los que están en Cristo, su iglesia (Ef.
1:3-6; 5:25-26). De ahí que la salvación está en la iglesia de Cristo y no fuera de ella, pues
Cristo es Salvador de su iglesia (Ef. 5:23).
Todos los obedientes son elegidos por el evangelio (2 Tes. 2:13-14). Todos los hombres pueden
estar en Cristo (Gal. 3:26-27) si obedecen el evangelio (Rom. 1:16-17). Los que desechan la
palabra de Dios se condenan así mismos (Hech. 13:46) siendo impersuasibles por su propia
determinación (1 Ped. 2:8, Jn. 3:20).
La elección bíblica no involucra la aprobación incondicional, Dios elige con propósitos bien
definidos (1 Ped. 2:9; Fil. 2:15) por el evangelio (2 Tes. 2:13-14). La elección bíblica es
condicional.
La predestinación calvinista es falsa porque contradice la naturaleza de Dios, la naturaleza del
evangelio y la naturaleza del hombre. Dios es justo, a todos da la oportunidad de salvación (2
Ped. 3:9). El evangelio es para todos, para que todos sean salvos (Mar. 16:15). El hombre tiene
libre albedrío, por lo tanto puede obedecer (2 Tes. 1:8; 2:10).
3. Expiación Limitada. Según el Calvinismo Cristo murió positiva y efectivamente para salvar a
cierto número fijo de pecadores pagando la deuda por estos elegidos, haciendo satisfacción por
ellos a la justicia del Padre, e imputando su propia justicia a ellos para que sean salvos.
REFUTACIÓN: Según la Biblia Dios envió a su Hijo a morir por todos (Jn. 3:16-17) y esto es
precisamente lo Cristo hizo (Heb. 10:5-10), por esto Cristo es la propiciación por los pecados “de
todo el mundo” (1 Jn. 2:2).
La obra de Cristo en la cruz es eficaz para la salvación del mundo (Jn. 6:51) por esto él es
llamado por Juan “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29).
¿Cómo puede ser posible que los hombres limiten el sacrificio de Cristo a unos pocos elegidos
arbitrariamente según el Calvinismo?
4. Gracia Irresistible. Según el Calvinismo el hombre es incapaz de obedecer al llamado del
evangelio, ya que está corrupto y depravado desde el vientre de su madre, por lo tanto Dios
emplea el llamado del Espíritu por la gracia irresistible en el corazón de los elegidos lo cual no
puede ser frustrado y siempre resultará en la salvación de los predestinados.
El Calvinismo afirma que cuando el Espíritu Santo llama por su gracia, ese llamamiento es
irresistible, no pudiendo ser frustrado, ya que es la manifestación de la gracia irresistible de un
Dios soberano.
REFUTACIÓN: Según la Biblia la gracia puede ser resistida por el hombre (Gal. 2:21) y los
creyentes pueden caer de ella (Gal. 5:4). Tanto así, que el apóstol Pablo amonestó a los corintios
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10:12) y afirmó de sí mismo “no
sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:27).
El Calvinismo mira a la gracia de Dios como a “una fuerza” o “energía que mueve al hombre”, esta
premisa es totalmente equivocada. La soberanía de Dios no vulnera el libre albedrío de los
hombres.
Según las Escrituras la gracia es el amor, la bondad y la misericordia de Dios expresados al
hombre que no lo merece (Ti. 2:11; 3:4-5). La gracia enseña (T i. 2:11-12) a los que prestan oído
a ella (Hech. 13:43). La gracia es conferida a través del evangelio y es inseparable de él (Hech.
20:24, 32). Por este motivo, todo aquel que rechaza el evangelio desecha la gracia y el que
persevera en el evangelio persevera en la gracia de Dios (Hech. 13:43; 15:11; 2 Tim. 2:1; Heb.
12:15; 2 Ped. 3:18).
El evangelio es un mensaje comprensible que debe ser predicado y enseñado a los hombres
(Hech. 5:21, 28; 13:6, 7, 12; 17:16-20; etc). La recepción del evangelio depende del tipo de
corazón de los oyentes (Lucas 8:15). El evangelio es poder de Dios “para todo aquel que cree”
(Rom. 1:16) y por este motivo actúa poderosamente en los creyentes (1 Tes. 2:13) pero es
inocuo en los impersuasibles (1 Pedro 2:8).
5. Perseverancia de los santos. Según el Calvinismo el hombre no se puede salvar a sí mismo,
entonces, Dios tiene que salvarlo y proveerá el medio para que los ya salvos jamás caigan de la
gracia y también los preservará para la vida eterna. Es decir, una vez salvo, siempre salvo.
REFUTACIÓN: Según la Biblia el creyente puede caer de la gracia y perderse (Heb. 6:4-8) o
permanecer en ella según su determinación y decisión personal (1 Ped. 5:12).
El hombre no ha perdido el libre albedrío, sino que siempre, según su libre albedrío, el hombre
razona, elige y actúa (Mat. 7:13-14).
Nunca el Señor Jesucristo enseñó que los individuos una vez salvos serían siempre salvos, al
contrario, el Señor amonestó a sus discípulos a perseverar en la fe (Mat. 10:22, Apoc. 2:10)
haciendo la voluntad del Padre que está en los cielos (Mat. 7:21-23; Luc. 6:46).
Tres apóstoles de Jesucristo dejan claro que existe la posibilidad de apostasía y que el pueblo de
Dios debe velar por ajustarse a las Escrituras (1 Timoteo 4:1; 2 Ped. 2:15; 2 Juan 9-11).
¿Recuerda cómo apóstol Pablo amonestó a los corintios? “Así que, el que piensa estar firme, mire
que no caiga” (1 Cor. 10:12). ¿Recuerda lo que el apóstol Pablo afirmó de sí mismo? “no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:27). Por las
razones antes expuestas, le cristiano nunca se relaja sino que esperando la venida del Señor se
purifica así mismo perfeccionando la santidad (1 Jn. 3:2-3; 2 Cor. 7:1).
LA IMPUTACIÓN TRIPLE DEL CALVINISMO
IMPUTAR: Atribuir a otro una culpa, un delito o una acción (Larousse).
La imputación triple es la consecuencia lógica del Calvinismo, producto de la creencia en los cinco
puntos cardinales sistematizados por Juan Calvino (descritos y refutados arriba). Si los cinco
puntos cardinales del Calvinismo son falsos (y esto es precisamente lo que son) entonces la
imputación triple también es una mentira, una doctrina desconocida en las Escrituras (1 Ped.
4:11).
Según el Calvinismo la humanidad hereda el pecado de Adán, naciendo cada criatura humana
(Mar. 16:15) con naturaleza corrupta y depravada (lo que el catolicismo llama el “pecado
original”). Entonces cuando Cristo muere en la cruz él se convierte en un pecador ya que el
pecado de la humanidad es atribuido (imputado) a él. Según el Calvinismo, entonces, Jesús
muere como un pecador sufriendo el infierno de la separación del Padre celestial. Esto no es
bíblico, no hay mención de tales “imputaciones” en las Escrituras.
Según el Calvinismo el creyente nunca logra ser verdaderamente “justo”, pues en realidad tiene
sobre su injusticia y pecado la “justicia personal” de Cristo que le cubre, de ahí viene la creencia
errónea de que el hombre es “salvo por la justicia personal de Cristo” o por “lo méritos de Cristo”.
Y como consecuencia lógica, de todo lo anterior, viene la idea errónea y popular de que “nadie es
perfecto”, pero recuérdese que Dios demanda de sus hijos la perfección (2 Cor. 13:9, 11; Fil.
2:12; 3:15).
Según las Escrituras el hombre es responsable de su conducta teniendo la potestad de elegir entre
lo bueno y lo malo siendo totalmente capaz de discernir el evangelio (Mar. 16:15-16). Si los
pecadores no pueden entender, aprender y creer el evangelio ¿Para qué entonces Cristo mandó a
predicarlo? Recordemos, además, que los niños no son pecadores en ningún sentido (Ez. 18:20;
Rom. 7:9; Deut. 1:39; Gen. 8:21; Ec. 7:29; 12:1) los niños no son responsables de pecado, pero
sí deben ser instruidos en disciplina y amonestación (Prov. 13:24; Ef. 6:4).
El hombre no tiene la capacidad de establecer lo bueno y lo malo, esto lo hace Dios (Jer. 10:23;
Prov. 14:12), pero el hombre sí puede aprender a hacer lo bueno (Rom. 6:17-18; 1 Tim. 2:7) el
hombre sí puede obedecer (Heb. 5:9) y esto es precisamente lo que Dios espera que el hombre
haga (2 Tes. 1:8).
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