Mucho puede aprenderse al examinar las instrucciones de Pablo a las diversas otras congregaciones que él supervisaba. Él enfatizaba continuamente la unidad y la unanimidad dentro de la verdadera Iglesia de Dios.
La congregación de Corinto tenía muchos problemas ,incluyendo terrible división y desunión.
Al principio de su carta a esta congregación, Pablo los amonestó fuertemente a dejar de considerar otras doctrinas y a dejar de jugar a los favoritos con los ministros.
“Os ruego, pues, hermanos…que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer…Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas (Pedro); y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? (I Cor. 1:10, 12-13).
No pierda de vista la intención del pasaje. Pablo fue inspirado a describir, en cinco maneras distintas, cuán completamente debía estar unificado y de acuerdo todo el pueblo de Dios en toda época. Estos versículos tampoco pueden ser “espiritualizados” con razonamientos humanos engañosos.
¿En qué parte de este pasaje da licencia Cristo para que múltiples organizaciones ,“iglesias”, aparezcan en SU nombre? ¿En qué parte de esta descripción hay lugar para cientos, incluso miles, de grupos divididos, competitivos y en desacuerdo con respecto a sus enseñanzas y reducidos en el importante impacto de llevar el anuncio del evangelio del reino de Dios al mundo (Mateo 24:14; 28:19-20)? La respuesta es: ¡En ninguna parte!
Examinemos más. El versículo 13 comienza con la pregunta retórica: “¿Acaso está dividido Cristo?” La única razón por la que no es seguida por la palabra “no”, o por algo similar, es porque la respuesta es demasiado obvia. Considerando lo que él recién había escrito, Pablo sabía que la idea de su pregunta era equivalente a preguntar: “¿es el pasto verde?” o “¿es el cielo azul?” Cuando las personas hacen preguntas retóricas, nadie responde en realidad, porque la respuesta es demasiado obvia. En Amós 3:3, incluso la pregunta “¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?” es dejada sin respuesta por la misma razón.
Fue en esta misma carta a los Corintios que Pablo tuvo que escribir: “pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos” (1 Cor 14:33), seguido por “pero hágase todo decentemente y con orden” (v. 40). La verdadera “decencia” y el “orden” son imposibles si la Iglesia de Dios está dividida en muchas organizaciones, sin mencionar cientos o miles de ellas.
Ahora considere la amonestación de Pablo a la congregación filipense:
“…que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen” (1:27-28). Y “Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (2:2). ¡Estos versículos enseñan que completa unidad en la Iglesia es la única condición que es aceptable para Dios!
Pablo amonestó a los colosenses a estar “unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento” y “Arraigados y sobreedificados en Él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados” (2:2, 7).
No hay malentendido en la unidad total que Pablo está describiendo. Los hermanos andan “juntos”, seguros del correcto “entendimiento” que les ha “sido enseñado”. (Ya vimos cuán fuertemente amonestó Pablo a la congregación efesia, en varias maneras, para que lucharan por la unidad).
La congregación romana local estaba experimentando un problema con las falsas doctrinas que estaban entrando a la Iglesia. Note cómo les instruyó Pablo que manejaran esto: “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis (marcar; tomar nota de) en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas…con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos” (16:17-18).
Protegiendo la unidad
El pasaje anterior contenía lenguaje muy fuerte. Esto introduce la verdad de la doctrina bíblica de desasociar (algunas veces descrito como evitar o excomulgar) a aquellos que se apartan de la verdad para ir hacia falsas doctrinas y que buscan llevarse a otros con ellos, y dividir la Iglesia. Este principio demuestra cuán importante es para Dios que su pueblo no se aparte de la verdad hacia doctrinas diseñadas por hombres.
Un número de escrituras adicionales abordan y amplían el mismo principio bíblico. Vea Tito 3:10-11; I Corintios 5:1-8 y I Timoteo 6:1-5. Juntos, estos pasajes representan una vital doctrina bíblica que la verdadera Iglesia debe practicar a fin de mantener unidad. Además de ignorar la instrucción de Dios, las iglesias que no practican esta doctrina están llenas de división y discordia, y el desacuerdo inevitablemente conduce a separaciones dentro de la iglesia o congregación.
¡El cumplir con la instrucción de desasociar no es ni abusivo ni un acto de odio! Es en realidad una forma de administrarles el amor de Dios a las personas que han caído en el error — y está diseñada para hacerles despertar.
Al mismo tiempo, protege al resto de los hermanos en la Iglesia. Ciertamente se requiere de un mayor nivel de fe ,el cual muchos encuentran demasiado difícil,para obedecer la instrucción de Dios y proteger a la Iglesia en esta forma. También puede resultar persecución; sin embargo, el obedecer a Dios rinde los frutos de paz, gozo y unidad en la Iglesia (I Cor. 14:33, 40; Prov. 22:10).
El apóstol Pedro también enseñó la importante necesidad de unidad y unanimidad en la Iglesia. Él escribió: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido” (I Pedro 2:9). Las cuatro frases en este versículo están escritas en singular, lo cual significa uno, no varios de cada término mencionado. Si una nación está dividida en muchas naciones, nadie la consideraría como una nación singular serían múltiples naciones y no “una” nación. Lo mismo es cierto de la Iglesia de Dios.
¡No hay sino una!
Además, Cristo mismo enseño lo siguiente respecto a la vital importancia de la unidad en la Iglesia: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá (sobrevivirá)” (Mat. 12:25). Recuerde que Pablo preguntó en I Corintios 1:13: “¿Acaso está dividido Cristo?” Esta es la respuesta DE CRISTO. Su instrucción es incluso más fascinante cuando el lector considera que Él está describiendo el reino de Satanás en este recuento. ¡Jesús enseñó que incluso el diablo es lo suficientemente listo como para saber que su reino no puede estar dividido y sobrevivir! Seguramente, el gran Dios del cielo y Jesucristo son por lo menos el doble de sabios que el diablo. ¡Por supuesto, ellos son infinitamente más sabios! Ambos entienden que su Iglesia no puede estar dividida y esperar sobrevivir (“permanecer”).
Justo antes de ser crucificado, Jesús les dio instrucciones vitales a sus discípulos. En Juan 15, Él explicó la bien conocida analogía que lo ilustra a Él como la “vid” y a los cristianos individuales como “pámpanos” (v. 1). He aquí lo que Él instruyó: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos…porque separados de mí nada podéis hacer” (v. 4-5).
El propósito obvio de este pasaje es explicar que los cristianos individuales deben estar conectados a Cristo para crecer, para producir frutos (Gal. 5:22-23).
Lea y vuelva a leer lo que usted ha leído hasta aquí, hasta que todo se torne claro como cristal en su mente y hasta que le sea imposible malentender lo que está en juego en la iglesia a la que entre.
Recuerde, el verdadero Cristo no está dividido — lo cual quiere decir que hay solamente una verdadera Iglesia de Dios, y una única Obra verdadera de Dios. Hasta que usted encuentre esa Iglesia , el único y unificado Cuerpo de Cristo , usted no puede tener contacto con Cristo viviente quien la encabeza.
El verdadero evangelio
Note que Apocalipsis 12:9 dice: “Satanás…engaña al mundo entero” ¡Esta es una asombrosa afirmación! Seguramente la verdad acerca de un tema tan vital como el evangelio no sería excluida de este engaño.
Las primeras palabras que Cristo habló en la Biblia son: “Arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mar. 1:15).
¿Pero que es el verdadero evangelio? ¿Hay más de uno? A los verdaderos cristianos les es dicho que deben creer en el evangelio. El versículo anterior (14) dice: “Jesús vino…predicando el evangelio del reino de Dios”. No hay otro evangelio sino el del reino de Dios.
Los que se profesan cristianos han asumido la creencia de diferentes evangelios diseñados por los hombres y un ecangelio al gusto del hombre.
De hecho, esta se convierte en una de las mayores distinciones entre las muchas denominaciones y sectas del mundo y la verdadera Iglesia. En vez de enfocarse en enseñar a los hombres en tener puesta su mirada en lo alto,en lo eterno,lo anclan en pasiones y ambiciones de este mundo.
Pablo les advirtió a aquellos que creyeran o enseñaran otro evangelio: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaren otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gal. 1:6-9).
Satanás no habla directamente con los seres humanos. Él trabaja a través de sus siervos ,sus ministros.
La Biblia enseña que Satanás tiene sus ministros y que ellos invariablemente enseñan un falso evangelio. Pablo les advirtió a los Corintios que ellos habían sido “seducidos” a aceptar “otro evangelio” ,acompañado de “otro Jesús” (2 Cor. 11:4). Él continuó describiendo las astutas formas a través de las cuales los ministros de Satanás engañan exitosamente.
“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (13-15).
La verdadera Iglesia siempre ha tenido que ser cuidadosa — vigilante — acerca de los peligros de los falsos ministros entran a ella y pervierten las doctrinas de Dios
Unificada a través de la palabra de Dios
Los hombres tienen sus propias definiciones discordantes de lo que la Iglesia
es en realidad, pero sólo la
definición de la Biblia — la definición de
Dios — es la que cuenta. Léala por usted mismo. Pablo le escribió a Timoteo:
“…sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad” (I Tim. 3:15).
Al final, ninguna otra definición, inventada por los hombres, es aceptable. Esta definición de la Iglesia que
Cristo edificó nos guiará a través de la Sana Doctrina,no de herejias creadas por hombres. La Iglesia de Dios tiene y enseña “la verdad”.
Hemos mencionado cómo las iglesias de este mundo están en confusión, divididas por interminables desacuerdos acerca de doctrinas y prácticas. Amos 3:3 pregunta: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” La respuesta es ¡NO!
Las iglesias del mundo no practican el principio de “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lucas 4:4), exactamente como está escrito. En cambio, puesto que estas siguen las muchas y distintas tradiciones de los hombres, los interminables desacuerdos separan, dividen y crean más y más iglesias de hombres. Las iglesias generalmente no “andan juntas” porque ellas no están de “acuerdo” ¡Ni entre ellas mismas ni con Dios!
La Iglesia de Dios es diferente. Muchos versículos del Nuevo Testamento muestran que la Iglesia que Cristo edificó está unificada , donde todos sus miembros y congregaciones caminan juntos en completo acuerdo unos con otros, con Dios y con Cristo.
Un punto importante, que demuestra la unidad de la verdadera Iglesia, surge de la misma oración de Cristo en Juan 17, en la noche de su traición. Él oró: “Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad…para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (vers. 19, 21-23).
Estas son declaraciones poderosas. Cristo pretendía que su Iglesia estuviera unificada,una ,¡no menos de lo que estaban unidos Él y su Padre! No hay lugar para desacuerdos en una Iglesia que está así de unida. Estos versículos describen una unidad perfecta a través de la verdad , la misma clase de unidad que el Padre y Cristo disfrutan. Es esta clase de unidad la que les permite a los verdaderos cristianos estar “en” ellos , estar en Cristo y el Padre .
Incluso en el Antiguo Testamento, David fue inspirado a escribir: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Sal. 133:1).
Ahora debemos examinar varios versículos del Nuevo Testamento para ver si, de hecho, esta clase de maravillosa unidad era evidente después de que la Iglesia del Nuevo Testamento se formó. ¿Enseñaron y administraron los verdaderos siervos de Dios esta clase de unidad? Y ¿cómo se consigue esa unidad?
Primero, note este temprano cuadro de la Iglesia de Dios. En el día de Pentecostés, estaban reunidos “unánimes” (Hechos 2:1), cuando la Iglesia del Nuevo Testamento apareció por primera vez, 3,000 personas convertidas fueron bautizadas. Ellas formaron el comienzo de la edificación de la Iglesia de Cristo. La descripción inicial dada fue: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comuniónunos con otros” (Hechos 2:42), y “…todos los que habían creído estaban juntos” (ver. 44) y “…perseverando unánimes cada día…comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (ver. 46). De estos tres versículos, vemos claramente que la Iglesia que Cristo edificó estaba unificada , de acuerdo,respecto a la doctrina. Note el versículo 47: “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. En la Iglesia que Cristo guía y dirige, Él es quien le añade ¡edificándola!
Solamente un cuerpo
El Nuevo Testamento se refiere a la Iglesia de Dios como lo mismo que el Cuerpo de Cristo. Esto introduce extraordinario entendimiento.
En su carta a los Corintios, Pablo registró que la Iglesia tenía muchos miembros separados (hermanos), pero que era como varias partes del cuerpo humano, en el sentido que estos miembros estaban conectados. Estudie cuidadosamente el capitulo 12.
Los versículos 12-14 dicen: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos”.
Muchos han estado confundidos respecto a lo que esto significa. En otras palabras, ¿qué es exactamente la Iglesia o el Cuerpo de Cristo, dentro del cual alguien ha sido bautizado?
El contexto del capítulo 12 usa la analogía de las manos, los pies, los ojos, las orejas y la boca para mostrar cómo diferentes partes del cuerpo humano están conectadas dentro de la misma persona. Pablo continúa: “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo” (vers.18-20).
Entendamos lo que esto significa. El mundo “cristiano” enseña que el Cuerpo de Cristo , la Iglesia de Jesús ,consiste de muchas denominaciones, asociaciones o “comunidades de creyentes”, las cuales se cree que están conectadas por el “Espíritu Santo” que obra en los creyentes dondequiera que éstos estén afiliados. (Muchas, muchas fuentes atestiguan este pensamiento). Pero esto es totalmente contrario a lo que la Biblia enseña acerca del Cuerpo de Cristo. Esta idea sustituta ,falsa dice, en efecto, que Cristo y su Cuerpo están divididos en muchos grupos y organizaciones. Veremos que esto no es verdad.
I Corintios 12 no puede ser “espiritualizado” con razonamientos humanos. Aquí no se describe un cuerpo “espiritual”, amorfo y desconectado de personas y organizaciones en desacuerdo a lo largo de la cristiandad profesa. ¡Cualquier pie, ojo u oreja que es quitado de un cuerpo humano muere! Ninguna parte cortada del cuerpo puede vivir por mucho tiempo sin el suplemento de la sangre y sin los tejidos conectivos necesarios para asegurarla al cuerpo. Dios creó el cuerpo humano, así que Él obviamente entiende la analogía que Él inspiró.
Para más prueba respecto al significado de cuerpo, considere dos escrituras adicionales, escritas a dos congregaciones separadas bajo el liderazgo de Pablo.
Note su declaración a la congregación Colosense: “Y Él (Cristo) es la cabeza del cuerpo que es la iglesia” (1:18). Ahora observe su instrucción a la congregación de Éfeso. Hablando de lo que Dios puso bajo el control de Cristo, Pablo escribió: “…y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo” (1:22-23). ¡La definición bíblica del Cuerpo de Cristo es la Iglesia! Ambos son lo mismo.
En el capítulo 4 de Efesios, Pablo amonestó a los hermanos a ser: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo (Iglesia), y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre” (3-6). Nuevamente, no debe haber confusión respecto a la extensa unidad y acuerdo que este versículo le requiere al pueblo de Dios. Recuerde cómo Cristo oró por esta clase de unanimidad y unidad.
Unos pocos versículos después, Pablo describió la importancia de un ministerio fiel, que trabajara activamente con y que enseñara a la Iglesia de Cristo. Lea y entienda cuidadosamente el siguiente pasaje, el cual es extenso e importante: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y delconocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quientodo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (ver. 11-16).
La Iglesia es un tipo del propio Cuerpo de Cristo y, como su Cabeza, Él la gobierna, dirige y edifica, añadiendo a ella diariamente. Estos versículos la describen como unificada tanto en verdad doctrinalcomo en amor. (Vea el recuadro más adelante en el folleto para entender cómo trabajan juntos estos dos importantes puntos). Frase tras frase, este pasaje demuestra que toda la Iglesia (“todo el cuerpo” y “todas sus partes”) deben andar juntos en completo acuerdo doctrinal bajo la autoridad de Cristo. Y Él trabaja a través de sus verdaderos ministros para evitar que la Iglesia sea llevada por doquiera hacia “todo viento de doctrina”.